Una idea de ti mismo

By Stacy Fassberg

En su búsqueda de seguridad, las personas centran su identidad en una idea de sí mismas, es decir, en la abstracción mental llamada Ego o Personalidad. Toda la información relativa a uno mismo y al mundo puede definirse en términos de suposiciones conscientes o inconscientes, o conceptos del ego, que dan color a la experiencia personal, por ejemplo:


- No soy creativo, no tengo imaginación.
-Soy una persona inteligente
- Nunca puedo hacer lo que quiero hacer.
- Soy muy sensible/insensible


O como creencias sobre el mundo, como:


- Hay algo mal con el dinero.
- Las artes escénicas son una profesión que no me llevará a ninguna parte.


Tenga en cuenta que tanto las suposiciones positivas como las negativas forman parte de nuestro ser. A nivel psicológico, sería más beneficioso adherirse a suposiciones positivas sobre nosotros mismos que a las negativas. Por ejemplo, su confianza en sí mismo y su autoestima ganarían más si adoptara conceptos del ego como "inteligente" y "exitoso" y no "aburrido" o "estúpido". Tales conceptos del ego lo harían más resistente psicológicamente. Sin embargo, desde una perspectiva espiritual, este no es el caso. Desde el punto de vista espiritual, cualquier suposición de ese tipo sobre usted mismo se percibiría como parte de la ilusión que se interpone en su camino hacia la vida tal como es. Ya sea una suposición positiva o negativa, aún teñiría las gafas y de alguna manera distorsionaría la experiencia del momento. Desde un punto de vista espiritual, la libertad solo se alcanzaría si tuviéramos la opción de quitarnos las gafas y eliminar los conceptos que colorean la realidad con suposiciones positivas o negativas.


Jane Roberts nos invita a imaginar el ego como una valla a través de la cual vemos el mundo. Nos esforzamos por captar lo máximo posible, pero nuestra visión se limita a las grietas y espacios entre los polos: “Primero debes reconocer la existencia de tales barreras, debes verlas o ni siquiera te darás cuenta de que no eres libre, simplemente porque no verás más allá de las vallas; ellas representarán los límites de tu experiencia”.


Esta cita ilustra el papel que desempeña la psicología en el viaje espiritual. Roberts nos aconseja que primero reconozcamos los conceptos del ego que flotan en nuestra mente, esas suposiciones que hacemos sobre nosotros mismos, sobre otras personas y sobre el mundo que nos rodea. Si no reconocemos estas suposiciones y el impacto que tienen en nuestra relación con la vida, no nos daremos cuenta de que no somos libres.

Eres libre de experimentar las aventuras que la vida te ofrece sólo en la medida en que tus "vallas" personales, tus conceptos del ego, te lo permitan. Mientras no reconozcas las vallas y su influencia, no podrás darte cuenta de lo limitada que es tu experiencia. Aunque tu capacidad de experimentar la vida "tal como es" podría ser ilimitada, tu interpretación de la experiencia se interpone en el camino y restringe este potencial original. Recuerda que estas suposiciones, tus "vallas" personales, son todas conceptos mentales, es decir, parte de tu propia experiencia psicológica. En el curso del viaje psicológico descubrirás tu mente y sus suposiciones. Este viaje es esencial para la trascendencia espiritual que te permite derribar las "vallas" y experimentar la vida tal como es. Trascendencia, en este contexto, significa pasar por alto los procesos mentales y relacionarte con la vida directamente, libre de suposiciones. Para lograr la trascendencia sería necesario pasar por el proceso psicológico mediante el cual te familiarizas íntimamente con los patrones de tu mente.


He oído a estudiantes decir que su vida ha perdido el sentido de aventura, la sensación de que todo es posible. Esto podría ser el resultado de la acumulación de conceptos del ego. Con el tiempo, la lista de suposiciones se hace más larga, frenando nuestras experiencias. Los potenciales de la vida desaparecen y las experiencias que tenían el sentido de una aventura (ya que todos los potenciales estaban incorporados en ellas) ahora parecen aburridas y grises. ¿A qué se debe este cambio? La experiencia que había sido tan emocionante unos años antes no ha cambiado; es su propia perspectiva, la acumulación de conceptos del ego que tuvo un efecto tan perjudicial en su sentido de vitalidad y aventura. Tal vez la mejor manera de ilustrar este proceso sea observar a los niños. Para un niño, cada estímulo es una celebración; cada momento es una invitación a una aventura. Los niños no tienen tantas expectativas, miedos, deseos y suposiciones como los adultos y, por lo tanto, son capaces de disfrutar simplemente del momento. Los niños sienten intuitivamente que no hay límites para sus experiencias y celebran esta libertad. Tal vez recuerdes esa sensación de libertad sin restricciones y anheles recuperarla. En muchos sentidos, recuperar esa actitud infantil es la esencia del viaje espiritual. No te sugiero que te vuelvas irresponsable como la mayoría de los niños pequeños, sino que recuperes esa sensación de asombro y alegría que has perdido con el paso de los años. Esta experiencia infantil ha sido sofocada por los conceptos del ego. Trascender estas suposiciones e ideas podría llevarnos de vuelta a ese espacio original y libre.


Escrito por el Dr. Itai Ivtan


El Dr. Itai Ivtzan es psicólogo positivo y profesor titular en la Universidad de East London. Su trabajo se centra en la psicología positiva, la atención plena y la espiritualidad. Puede encontrar sus talleres, libros y trabajos científicos en su sitio web: http://www.awarenessisfreedom.com/